URGENTE, URGENTE
Urgente, urgente
Corren tiempos difíciles, dice la tele. Al mismo tiempo que muere una turba en Irak, un huracán cruza medio Estados Unidos. Muertes de personas y daños materiales. ¡Justicia divina!, escribirá con desgarro uno de estos analistas modernos cuya mayor valentía es hablar contra Bush. Alguien debiera prohibir culpar de todo a Bush. Si Maná y Arjona y Alejandro Sanz culpan de todo a Bush, de seguro es porque la frase no hace daño (¿dará beneficios discográficos?). Al parecer hablar contra el presidente de Estados Unidos no es de valientes (¿alguna vez lo fue?), es de evidentes. Tal vez reducir todos nuestros males a George W. Bush sea tan lúcido como confinar el hambre a África.
Hace una semana Nicole Neumann, una famosísima modelo argentina, apareció en la portada de la revista Caras diciendo "Voy a adoptar a un bebé africano". Linda como siempre, en bikini, tomando en brazos a un niño mulato en playas de Aruba, la modelo confesaba que en los próximos días viajaría con su marido a Sudáfrica porque "Queremos adoptar un bebé negrito". Igual cómo lo hizo Angelina Jolie, comentaba la modelo.
De seguro Nicole Neumann, que viajará hasta África para salvar a un niño del hambre, opina que todo lo malo del planeta es culpa de Bush. Es sensible, ya sabemos. Todos los que estamos en contra de Bush somos sensibles. Pero sabiendo que en Argentina hay más de 5 millones de niños pobres y un buen porcentaje de desnutridos, viajar hasta África para buscar uno negrito se justifica, únicamente, porque el hijo en cuestión le puede hacer juego al nuevo decorado de su living, o con la camioneta 4x4 de asientos de cuero negro que se acaba de comprar.
Bush se ha transformado en la mejor manera de no enfrentar la vida real y quedarnos en el decorado. Esos problemas que, tal vez, si lo intentamos sí podemos cambiar. En ese sentido, hablar de Bush no molesta ni te hace sentir cobarde. Por mucho que algunos traten de hacerlo más chistoso, y otros de forma burda, el tema es que a George se le da tanta importancia, que ése está siendo su gran triunfo. Se ha transformado en sinónimo del diablo. Lo que nadie debe olvidar es que, para creer en el diablo, hay que creer primero en dios. ¿Quién es dios en esta historia?
Decirnos que el actual presidente de Estados Unidos es malo, malito, malo, es pensar inmediatamente que los otros son buenos, buenitos. O venirnos con la nueva noticia de que Estados Unidos es una potencia abusiva, es creer que adentro de la cabeza sólo tenemos espuma de afeitar. Y ahí viene lo más grave: en los últimos meses he visto a cada payaso televisivo, a cada corrupto, a cada canalla hablando contra Bush, que lo único que me lleva a pensar es que algo bueno debe tener el presidente de Estados Unidos.
Urgente, urgente. Si alguien no pone atajo pronto al asunto, a este lugar común de frenar cualquier conversación culpando al presidente de Estados Unidos, la cosa viene mal. Tanto, que ya mismo me dan ganas de gritar, a todo pulmón y con las manos en alto: ¡Viva Bush, carajo!
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